Una mañana de un domingo cualquiera, primaveral eso sí, de hace muchos años, quién sabe ya cuántos, mi tío nos llevó a mis hermanos y a mí al rancho de los Peralta. Compartía con ellos la pasión por los caballos y de vez en cuando le gustaba acercarse por allá. Fue la primera vez que yo veía tales animales, y los que vi eran, por supuesto, verdaderos ejemplares de perfección morfológica, recogidos, de capa torda, pelo brillante y cabeza proporcionada. Eran algo briosos, pero cuando se acercaba alguno de los Peralta solían tranquilizarse. A petición de mi tío, nos hicieron una pequeña demostración de doma vaquera, nos enseñaron las cuadras y el lugar donde guardaban las sillas, los cabezales, y arneses, y luego debimos comer algo (aunque esto no lo puedo asegurar, pues la demostración me había impresionado tanto, que poco atención presté a lo que vino después.) Me sorprendió la belleza de movimientos del caballo, la unanimidad de movimientos de jinete y cabalgadura, la ligereza y el poderío unidos del caballo al trote, la agilidad en los cambios de dirección.
Hay aficionados a los toros que piensan que los caballitos es un relleno en los festejos taurinos. Yo, por el contrario pienso, que los toreros son los teloneros de los rejoneadores (cuando hay festejos mixtos). No entraré a valorar si el rejoneo es arte o no lo es. Lo que sí que puedo decirles es que es bastante más difícil que el toreo a pie (pues el rejoneo es toreo a caballo.) El jinete ha de dominar al caballo y convencerlo de que vaya adonde está el toro, se pare, corra luego pero no deje muy atrás al toro. Ha de saber mandar en el caballo y ha de saberlo llevar. El torero, por el contrario, solo se ha de preocupar de sí mismo.
Para la corrida de rejones se necesitan, según el reglamento, tantos caballos como toros le vaya a lidiar más uno de repuesto. Y no debemos olvidar que en cualquiera de estas hay toreo, o burla a caballo de las embestidas del toro, templando al caballo y haciendo que el toro juegue con aquel, y rejoneo, que es la acción de clavar al toro los rejones, sin que caballo y toro se desliguen y obligando al caballo a que vaya hacia el toro, es decir yendo desde dentro hacia afuera.
Pero el caballo vale para más que el rejoneo, que no es sino la depuración de labores campestres). Están también la doma vaquera (también refinamiento de las labores del campo), la doma clásica, la doma de Alta Escuela Ecuestre. En todos estos espectáculos, hay buscar que el caballo luzca con movimientos armónicos y medidos, que el jinete demuestre la compenetración con el animal. Son actividades que llevan muchas horas de aprendizaje. Un caballo puede necesitar un mínimo de cuatro años para estar bien domado; una persona puede estar también cuatro o más años para ser un buen jinete. Excuso decir que algunos no lo logran nunca.
Me callo y les dejo con los vídeos:
Hay aficionados a los toros que piensan que los caballitos es un relleno en los festejos taurinos. Yo, por el contrario pienso, que los toreros son los teloneros de los rejoneadores (cuando hay festejos mixtos). No entraré a valorar si el rejoneo es arte o no lo es. Lo que sí que puedo decirles es que es bastante más difícil que el toreo a pie (pues el rejoneo es toreo a caballo.) El jinete ha de dominar al caballo y convencerlo de que vaya adonde está el toro, se pare, corra luego pero no deje muy atrás al toro. Ha de saber mandar en el caballo y ha de saberlo llevar. El torero, por el contrario, solo se ha de preocupar de sí mismo.
Para la corrida de rejones se necesitan, según el reglamento, tantos caballos como toros le vaya a lidiar más uno de repuesto. Y no debemos olvidar que en cualquiera de estas hay toreo, o burla a caballo de las embestidas del toro, templando al caballo y haciendo que el toro juegue con aquel, y rejoneo, que es la acción de clavar al toro los rejones, sin que caballo y toro se desliguen y obligando al caballo a que vaya hacia el toro, es decir yendo desde dentro hacia afuera.
Pero el caballo vale para más que el rejoneo, que no es sino la depuración de labores campestres). Están también la doma vaquera (también refinamiento de las labores del campo), la doma clásica, la doma de Alta Escuela Ecuestre. En todos estos espectáculos, hay buscar que el caballo luzca con movimientos armónicos y medidos, que el jinete demuestre la compenetración con el animal. Son actividades que llevan muchas horas de aprendizaje. Un caballo puede necesitar un mínimo de cuatro años para estar bien domado; una persona puede estar también cuatro o más años para ser un buen jinete. Excuso decir que algunos no lo logran nunca.
Me callo y les dejo con los vídeos:
Diego Ventura:
Rejoneo en Las Ventas:
Escuela Andaluza del Arte Ecuestre (1):
Escuela Andaluza del Arte Ecuestre (2):
Escuela Andaluza del Arte Ecuestre (3):
(Escrito por Garven)
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