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30 octubre 2007
La apariencia fractal del conocimiento o por qué es tan adictivo el Nickjournal.

Para intentar llevar a buen puerto una entrada que comienza con un título tan ampuloso, probablemente lo mejor será que comience hablándoles del conjunto de Cantor. Para aquellos que no sepan qué es, explicaré brevemente cómo se construye: se toma un segmento y se retira su tercio central. Se repite la operación con los dos segmentos resultantes, de modo que obtenemos cuatro nuevos segmentos. Se proced
e análogamente con dichos segmentos, y de nuevo con los ocho segmentos resultantes…así hasta el infinito. El conjunto de Cantor es el resultado de este proceso, y tiene algunas propiedades realmente interesantes. La más evidente (y no por ello menos sorprendente) es que este extraño conjunto contiene dos copias exactamente iguales de sí mismo, en menor escala. Es más: no es difícil ver que el conjunto de Cantor contiene un número arbitrariamente alto de copias idénticas de sí mismo, arbitrariamente pequeñas. Así pues, por más que hagamos “zooms” del conjunto de Cantor, éste no pierde un ápice de su complejidad.


El conjunto de Cantor es probablemente el más sencillo de los fractales, que es como bautizó el matemático Benoit Mandelbrot (cuyo famoso conjunto homónimo adorna el link a Caos 1.0) a la vasta familia de conjuntos arbitrariamente enrevesados emparentados con él. Las interesantes propiedades de estos objetos los hacen idóneos para describir aquellas formas de la Naturaleza que han tenido la descortesía de no plegarse a las frías formas de la geometría clásica, que como saben está hecha de puntos, suaves arcos y superficies. Así, las caprichosas formas de las nubes y de algunos accidentes geográficos o la distribución de las galaxias en el Universo encuentran una mejor descripción en el ámbito de la (así llamada) geometría fractal.


Puede que a Uds. se les ocurran varios ejemplos más de objetos que bien podrían ser descritos usando fractales. En ocasiones yo también he creído estar ante un fractal, pero no al contemplar la retorcida geometría de algún objeto de nuestra Naturaleza, sino en un contexto muy distinto (que, en cierto modo, lo impregna todo): intentando entender a fondo algún problema. Me explico: al abordar el estudio de alguna cuestión en cierta profundidad habrán podido comprobar que, llegados a un cierto punto, en ocasiones basta dar un pequeño paso más allá para descubrir que nuestras ideas al respecto eran parciales, que el problema encerraba una complejidad mayor de lo que pensábamos y que existían ciertos elementos importantes que no habíamos considerado. Este descubrimiento necesariamente implica que hemos de reelaborar nuestros esquemas para intentar integrar aquellos elementos que quedaron fuera… pero, culminado este proceso (generalmente costoso), de nuevo tendremos a nuestro alcance comprobar, dando otro pequeño paso más allá, que nuestras ideas eran de nuevo parciales … y así sucesivamente hasta que la paciencia, el tiempo o nuestra inteligencia acaban por imponer sus límites. Quienes hayan experimentado esta sensación (algo que está sólo está al alcance de los que no pertenecemos al dichoso club de los poseedores de La Verdad) habrán pensado que intentar llegar al fondo de algunas cuestiones es como intentar entender de qué está hecho el Conjunto de Cantor mirándolo a través de una lupa.


Imagino que en otras épocas avanzar en este proceso intelectual resultaba más lento que en la actualidad, pues gracias a Internet disponemos de cantidades ingentes de datos con los que contrastar nuestras ideas al alcance de un click. Las facilidades que da la red no se quedan ahí: de hecho, en su seno existen algunos potentes catalizadores que permiten acelerar este adictivo viaje a los abismos minimizando esfuerzos. Como, por ejemplo, el Nickjournal. Los que frecuentamos este blog sabemos de sobra que basta que surja cualquier asunto sobre el que merezca la pena pensar un rato (el modelo de estado, los cantautores, el papel de la ONU, la talla literaria de Borges, la descolonización, el rugby) para que aparezcan plasmadas varias opiniones de autores distintos que (cribadas convenientemente) merecen ser leídas y consideradas, y gracias a las cuales podemos avanzar en nuestros (personales e intransferibles) viajes hacia la verdad de las cosas. Viajes que algunos emprendemos como el que realiza un progresivo “zoom” en el conjunto de Mandelbrot: sabiendo que quizás en el fondo sea un esfuerzo vano, pero intuyendo que puede deparar un puñado de hermosos paisajes:


(Nota: Cronopio colgó un vídeo similar hace tiempo en la sábana, y gracias a él sé que existen varios similares (lo cual me ha venido de perlas). Hago constar aquí mi agradecimiento).

(Escrito por Jacobiano)

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29 octubre 2007
Tiranía y democracia

Un libro rescatado del polvo y las mudanzas aunque no del olvido, Diálogo en el Infierno, de Maurice Joly, sitúa como antagonistas en
tan incómodo lugar a Maquiavelo y Montesquieu, enzarzándose en el viejo combate entre tiranía, despotismo y su sustituto, la democracia. Un duelo figurado entre quién tiene el poder y quién lo quiere, con quienes aparentan elegir a ambos como espectadores de primera fila que gritan sobre el arte de gobernar.

Joly, abogado ante los tribunales de París, llevó una vida azarosa empujado siempre por su espíritu de contradicción. Fuguista de colegios cuando niño y de la justicia de mayor por su crítica mordaz y permanente tanto a Napoleón III y los defensores del Imperio como a Víctor Hugo y los republicanos, terminó pegándose un tiro como inútil pero rotundo broche de su frenética disidencia. Su Diálogo en el Infierno fue introducido en Francia clandestinamente pero como varios de los contrabandistas pertenecían a la policía fue arrestado, condenado y recluido en prisión durante dos años. La edición fue incautada y sus obras hubieran caído en el olvido de no ser porque un ejemplar del Diálogo cayó en manos del falsario redactor de los Protocolos de los Sabios de Sion. Devoto de la libertad coincidirá con Maquiavelo en que la supuesta democracia es un refinamiento del despotismo y con Marx en que oculta en realidad explotación y dominio.

El juramento del Juego de pelota, Jacques-Louis David, 1791:

Lectura de la Declaración constituyente de la Asamblea Nacional por Bailly.



El tránsito de la tiranía a
la democracia comprende estaciones de paso en las que se presentan a la vez y como pasajeros aparentemente contradictorios el estado-nación y la monarquía absoluta. Hasta el reinado de Luis XIV las leyes francesas se sancionaban con la frase “en presencia y con el consentimiento de prelados y barones”; desde el Rey Sol ese cierre se cambiaría por “el rey ha resuelto por deliberación de su consejo”. La secularización del poder había empezado antes con Tomás de Aquino pero no la de su origen: éste admitía las autoridades seculares sólo si formaban parte del designio divino para organizar a los hombres en comunidad política. La teoría política moderna llega con Maquiavelo, quien vive la democracia de Florencia y conoce al mismo tiempo la oligarquía de Venecia y la monarquía de Nápoles. Formas políticas contrarias de organizarse la sociedad que suceden al margen de sus pensadores. Maquiavelo responde a la concepción divina del poder vigente hasta ese momento no con una norma moral de la conducta del príncipe, de la política, sino con una guía empírica de cómo debe actuar éste para prevalecer. La materia de que está hecha su teoría es la naturaleza humana, igual en todo tiempo y lugar, y dos de sus rasgos más tercos: la aspiración al dominio que tienen todos los hombres y su atracción por el mal. El miedo y la fuerza se imponen siempre a la razón.

Este horizonte inmutable es impugnado por Montesquieu con el martillo de los derechos políticos golpeando la campana que anuncia el fin del primer asalto y la derrota de la tiranía a los puntos. El francés representa la fe en el progreso y en una tendencia social por la igualdad que acabará con el absolutismo. En el fondo cree en una pasión colectiva reparadora de la opresión que, más allá de la razón y del progreso material, comparte naturaleza con la pasión de mando que define al hombre y determina sus formas de poder. A su pesar, coincide con Maquiavelo en pasiones fatales contra las que la razón poco más puede hacer que acusar con el dedo.

John Trumbull, Declaración de la Independencia.
Pero mientras los boxeadores componen figuras el combate no ha terminado porque las evidencias se desmontan a golpes dialécticos. Un Montesquieu retador emplaza a Maquiavelo a explicar con qué medios puede el príncipe mantener el poder absoluto en sociedades políticas que descansan sobre instituciones liberales y representativas de la voluntad del pueblo. Maquiavelo acepta el desafío respondiendo: “El despotismo aparece siempre a vuestros ojos con el ropaje caduco del monarquismo oriental; yo no lo entiendo así; con sociedades nuevas es preciso emplear procedimientos nuevos. No se trata, hoy en día, para gobernar, de cometer violentas iniquidades, de decapitar a los enemigos, de despojar de sus bienes a nuestros súbditos, de prodigar los suplicios; no, la muerte, los saqueos y los tormentos físicos sólo pueden desempeñar un papel bastante secundario en la política interior de los Estados modernos.”

Continúa con su crítica contra el progreso técnico: “Os confieso que muy poca admiración me inspiran vuestras civilizaciones de cilindros y tuberías” y político: “En nuestros tiempos se trata no tanto de violentar a los hombres como de desarmarlos, menos de combatir sus pasiones políticas que de borrarlas, menos de combatir sus instintos que de burlarlos, no simplemente de proscribir sus ideas sino de trastocarlas, apropiándose de ellas.”

Es un Maquiavelo que parece diagnosticar con precisión a nuestros gobiernos contemporáneos y encuentra en la disolución del espacio público el resorte del poder: ”El secreto principal del gobierno consiste en debilitar el espíritu público, hasta el punto de desinteresarlo por completo de las ideas y los principios con los que hoy se hacen las revoluciones. En todos los tiempos, los pueblos al igual que los hombres se han contentado con palabras. Casi invariablemente les basta con las apariencias; no piden más, es posible entonces crear instituciones ficticias que responden a un lenguaje y a ideas igualmente ficticios.

Sin embargo, Montesquieu cree en el progreso que revoluciona el modo de organizarse la sociedad convirtiendo al súbdito en ciudadano por arte de su capacidad para elegir, al individuo objeto pasivo del poder en sujeto de derecho. Sociedades a las que llama “los pueblos nuevos que tienen la debilidad de darse constituciones que son la garantía de sus derechos”. Para él la comunidad se ha transformado en nación y el príncipe en gobernante al alcanzar la cima de su civilización, fundando el derecho público y dotándose de instituciones estables y democráticas (representativas). No es ilusorio el cambio de la forma del poder sino que son nuevas fundaciones de la sociedad que se constituyen sucesivamente mediante la discusión, la deliberación y el voto de los representantes de la nación. Los Estados Unidos serían un paradigma de ese amanecer del pueblo como nación democrática.

Muerte de Marat, Jacques-Louis David, 1793.
Frente a tan arcádica visión Maquiavelo replica con un concepto pragmático de la voluntad política del ciudadano y una autocita de El Príncipe: “Los gobernados siempre están contentos con el príncipe cuando éste no toca ni sus bienes ni su honor, y por lo tanto sólo tiene que combatir las pretensiones de un pequeño número de descontentos, que le será fácil poner en vereda.” Objeción salvada por el optimista Montesquieu con el sentido moderno de los derechos políticos como bienes públicos apreciados como privados por el ciudadano: “... que también incumbe al honor de los pueblos el mantenerlos [los derechos políticos], y que al atentar contra ellos atentáis en realidad contra sus bienes y contra su honor. (...) ¿Qué garantizará a los ciudadanos, si hoy los despojáis de la libertad política, que no los despojaréis mañana de la libertad individual? ¿Que si atentáis hoy contra su libertad no atentaréis mañana contra su fortuna?



Este empate incierto sobre formas de organización política procura deshacerlo Cioran con una evidencia en su
Ensayo sobre el pensamiento reaccionario, dedicado a Joseph de Maistre: “Lo trágico del universo político reside en esa fuerza oculta que lleva todo movimiento a negarse a sí mismo, a traicionar su inspiración original y a corromperse a medida que se afirma y avanza. Es que en política, como en todo, uno no se realiza más que sobre su propia ruina.

(Escrito por Bartleby)

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28 octubre 2007
El íntimo cuchillo en la garganta

Para Clonclón,
con sincera admiración


- Te vi en tu blog, Clonclón, y me dije éste.

- (El hombre agita la cabeza, se ahoga.)

- Te vi con el resto de nickjournalianos. ¿Os llamáis así, no? Bueno, tal vez alguna vez os habéis hecho llamar comentaristas, o participantes, otra cosa, pero Clonclón es de los que gustan de llamar a las cosas por su nombre. Tú ya me entiendes. Estabais con el desarrollo del modelo político, con el derecho a decidir, con la inocencia del devenir, las guerras sin nombre. Era inevitable no acabar fijándose en ti y en tus bromas, en tu enorme ingenio, tu velocidad, tu risa franca, lo muy a pecho que podías tomarte un asunto absolutamente banal sin apenas ser consciente de lo observado que eras en ese momento, ignorando que llegabas a casas ajenas, que te observaban ojos distintos a los que tienes ahora, ojos plenamente distintos a los que tendrás dentro de poco.

- (El hombre dirige su mirada al suelo, sigue moviendo la cabeza, comienza a sudar.)

- Encontrarte en el Nickjournal fue una gran sorpresa. Imagina, yo esa sorpresa ya la estaba esperando. Anhelaba un líder como tú. Y tú lo eras. En mitad de ese nutrido grupo de nombres, líder tú, y tú la gracia y el ingenio y hasta tu nombre, Clonclón, que fíjate también qué nombre elegiste, de sonoridad gigante. Aunque todos erais de impresión, vistos desde mi pantalla todos, ciertos anónimos enaltecían en su papel de satélites vuestras reuniones y le daban altísimo valor, gravitando alrededor, sin entender qué clase de vínculo estaba gestándose, a qué tipo de espectáculo eran invitados. No sabiendo ni pudiendo estar a la altura mientras vosotros alcanzando alturas extraordinarias, de un dinamismo radiante bañándoos, sí, participando gozosos. Contagiosos de tan espléndidos. Unos dibujando los colores de la derecha, otros los de la izquierda, tan reconocibles como un truco de magia infantil. Pero era tarde, de noche, y algunos empezaban a darse de baja, gentilmente despidiéndose, con toda amabilidad desconectándose, y en ese momento tú dijiste algo como al vacío, como a los mirones del escaparate pastelero y parecías señalarme a mí, y yo te leí, y decidí contestarte.

- (El hombre llora, tiembla, intuye. Intenta recordar.)

- Me presenté, Faustine de Morel, y tú me tendiste una mano y comenzaste a girar a mi alrededor, Clonclón. Clonclón dedicándome un poema, y luego otro (sin conocerme, poemas; uno, y luego otro): Mi Faustine de Morel, leda princesa de un reino de mimosas y de miel, mademoiselle de mis noches, mademoiselle De Morel, tienes nombre de promesa donde mora morosa un alma presa, demorada en amores, en aquel amor de la princesa De Morel, noctámbula princesa, vampiresa de esas noches dormidas con tu arrullo, paloma de Morel, con tu murmullo y al dormir, mademoiselle, amada rosa, sueño en mi amor que al fin contigo vuelo, De Morel melodiosa, alegre diosa, por un cielo de rosa caramelo. Así dijiste y yo, mi sorpresa, ¡mi sorpresa!, me quité lo que llevaba puesto, me cambié de ropa interior me la puse limpia, mi mejor camisón, me maquillé, me recogí el pelo y te añadí como contacto del messenger. Sin pensármelo, sin detenerme, normalmente me cuesta más decidirme, pensé en invitarte a que entraras en mi casa, tú entretanto charlando entre ellos, los tuyos discutiéndote, y todo en su línea rodando, hasta que aceptaste la invitación y yo ya estaba vestida, tú mi sorpresa y yo dispuesta a abrirla, en un momento de tu escalada verbal en la que enorme, fuera de ti, transportabas a todos, todos sobre ti, todos subidos a tu ingenio, todos a tu ritmo, deprisa, deprisa.

- (El hombre le dice que sí. Que sí. Cree haber encontrado una manera de escapar.)

- Consumida la espera y sin comprobar mi apariencia, me senté en el ordenador e inicié sesión. Ahí estabas. En la mitad de la nada que es mi pantalla, tu nombre, Clonclón, entre otros muchos nombres que puede que estuviesen preparándose para vivir otra noche binaria paralela, vacía, hueca, yerma. Y acomodándome en el asiento, atravesando los nombres y llegando al tuyo, te llamé, y antes de que te atrevieses a decirme una sola palabra, ya sentí gran excitación.

- (El hombre sonríe, intenta ganársela con los ojos, pero los músculos de la cara le traicionan y se contraen en una mueca asquerosa.)

- Pensé, ¿serás igual atrapado en mis dominios (estabas atrapado en mis dominios) que visto desde fuera? Que estés solo, que no estén los demás podría resultar ser un problema. Quizá los necesites para desenvolverte conmigo. Puede que sean ellos quienes te suban, te impulsen y ahora no seas más que otro hombre, cualquiera, que entra a mis dominios (porque estabas atrapado en mis dominios). Puse música, me sonreí, esperé tu primer paso. El resto de contactos también parecía mirarme pero les corté el acceso (te soy fiel, siempre te soy fiel). Y ahí me hablas, hola, y me pones una de esas jetillas (así las llamáis vosotros, ¿no?) para que sepa ¿qué? Que estás arriesgando poco, que estás seguro de ti mismo.

- (El hombre intenta recordar cómo se respira…)

- Yo te dije, tenemos que hablar, Benbow, y tú me dijiste no, yo no soy Benbow, te estás equivocando, y yo te respondí, pues pensé que serías Benbow, pero te volví a decir que quería hablar contigo y tú me preguntaste que de qué, y sonreíste (de jetilla) y se sucedió una pausa.

- (El hombre la mira, y suda. Tan sólo hace eso, mirarla y sudar.)

- Extendiéndote hacia mí, empezaste a acomodarte a la conversación. Todavía no tan cómodo como para desinhibirte pero te gustaba mi conversación, te gustaba el aspecto en la foto, te gustaba mi velocidad, el desparpajo. Me preguntabas por mis escritos, yo tu alegre diosa, desde tu casa me preguntabas por mis escritos, y te hablé de ellos, de los que hablan de la búsqueda de la sorpresa, del encuentro con la sorpresa, de mis gustos literarios, de mis libros y autores favoritos y me interrumpiste para preguntarme si estaba sola en casa. ¿Crees que estaríamos así si no lo estuviese?

- (El hombre suda y por un minuto se abstrae de la situación y la mente se le pierde adivinando cuándo fue la última vez que sudó así. La voz le devuelve a la silla.)

- Nos hemos acercado, Clonclón, —pensaba, y podía verte— tú desde tu mundo bajando, condescendiendo al mío, y aunque no podemos tocarnos, aquí seguimos. En la mitad de la nada podemos encontrarnos, tú verás como me desnudo, como me acaricio, crearemos una corriente en mitad de la nada que nos una, Clonclón, mi sorpresa. Dime, ¿recuerdas tus palabras? (nota mis manos que te siguen nota mi cuerpo que te llega déjame que desde la espalda mirando tu nuca oliendo tu olor dulce y salado sienta en mis manos tus muslos tibios fértiles deja que suba en ellos que me aproxime con la cadencia de un paseo de domingo que suba a donde baten las olas déjame que toque el mar como en el primer baño que moje mi dedo que lo bese que ese dedo sea la vanguardia que recorra la playa que note la marea déjame que te acaricie que note tu sexo como tú notas el mío a la espera como soldados en la trinchera deja que te acaricie suave arriba y abajo sin prisa con intención con la voluntad de oler tus gemidos con la necesidad de oír tus latidos a mí me gusta oler tu nuca me gusta cuando huele a sal y a deseo cuando huele a tu cuerpo abre tus piernas y déjame entrar deja que mi mano te acompañe déjame que me sienta revivir que me funda que me hunda que note el contagio del calor casi sin movernos déjame que te tome de tu savia a la mía hazme tuyo inténtalo paso los labios suavemente por tu pubis arriba abajo suave arriba abajo un calor de terciopelo juego a su alrededor y vuelvo siempre a él noto su sabor con mi saliva te bebo me bebo tienes los ojos cerrados abandonada no dejo que cierres las piernas aunque lo intentas te quiero plena en flor abierta dulce te bebo te huelo te siento en calor en cercanía tu sexo de oro dulce y yo como un animal doméstico que quiere calmar su sed noto tenso el pezón juego pellizco y sigo acariciándote te miro quiero que me sientas mirarte quiero que te derrames mirándome quiero lamerte besarte mojar mi cara en ti ese mundo en el que me pierdo como un aventurero y mi mano libre busca ese pezón que corona ese pecho sensual despacio empiezo a acariciarte con el rostro en los muslos pasando la barbilla por entre tus piernas pero negándote la lengua todavía y mientras murmuro sin poder remediarlo cómo te deseo cómo quiero volverte loca de placer tú no dejas de mover las caderas cada vez más excitada pero te quedas quieta como congelada cuando de repente sin aviso te pongo la punta de la lengua en el clítoris y dejo que la saliva resbale por todo el sexo en brazos te llevo a la cama te dejo de espaldas te recorro busco la entrada que me espera correrme contigo como un animal gemir como una bestia herida te follo desesperada y violentamente te agarro de las caderas y me meto en ti muy pegado mis movimientos se confunden con los tuyos como la hoja de una espada te noto me muerdes me gimes te agarro te corres me inundas de calor y placer siénteme desde dentro como un estremecimiento como el olor de la hierba como una luz que ciega mientras te tengo sujeta por las caderas gime lucha córrete en mi oído anticipas mis movimientos recoges las piernas te recorro los muslos y vuelvo a penetrarte lentamente hasta mezclarme en ti noto que me contraes que me llevas quisiera dominar pero me dejo llevar me abandono a la cálida fortuna tus piernas en torno a mí tus gemidos tu boca entreabierta el pelo derramado tus pezones…)

- (El hombre intenta arrancarse a hablar. Apenas sí le sale un ligero murmullo del cuerpo…)

- No es nada personal, Clonclón, por ese lado puedes quedarte tranquilo. Pero es mentira, sí es personal, siempre lo es. No me conoces, no conoces a nadie que me conozca y tampoco conoces el dolor. El fin, la muerte, la cara que acabamos poniendo todos.

- (El hombre mueve la cabeza, dice sí, está seguro de andar bañado por entero de sudor, entumecido, pero la cabeza sí le responde, dice sí, y sigue sudando.)

- Fuiste amable, eso es cierto. Pero no me prestaste suficiente atención, Clonclón. No has escuchado bien, a las mujeres nos gusta que seáis amables, más amables con nosotras, sobre todo cuando entramos en ciertos espacios. Atiéndelas, Clonclón, cuando las tengas cerca, escúchalas, a las que hablen, compréndelas. El resto, las que no hablan no te exigirán lo mismo, nada habrá que pensar. Las mujeres son putas asesinas, Clonclón, y tú eres su llamativa, codiciada sorpresa, y saben que tienes las palabras que necesitan escuchar. Sé amable. Para ti puede que sólo sea una curiosidad que saciar, una muesca, un nick en el que seguir afilando tu ingenio, engordando la magia, pero sé amable, ¿recuerdas algo de cuanto te dije mientras me acariciaba?

- (El hombre asiente, llora, suda, distingue claramente la travesía de su sangre por la cabeza.)

- ¿Recuerdas que dije: sigue, estoy llorando? ¿Recuerdas qué cosas te dije mientras me acariciaba, Clonclón? No, no te acuerdas. Tú estabas afilando y engordando y demasiado ocupado esperando que te enseñara las tetas, el culo, algo, no escuchabas, no fuiste amable. ¡Qué bien si pasara ahora, Clonclón! ¿Estás pensando eso? ¿Te gustaría ahora, Clonclón? No, mira, a ti te gustaría volver al NJ, con los tuyos, y contarles que una tía chalada te tuvo retenido y no te dejó ir. Decirles que han intentado matarte. Que estuviste en casa de una tía asquerosa que te había estaba observando y que después te invitó al messenger y tuvo sexo virtual contigo. Decirles que te dije cosas que no entendías, que ya entonces tuviste miedo, y que después cuando nos conocimos en persona, también, pero que aun así viniste y que cuando se pusieron las cosas demasiado feas lograste escapar por la ventana del baño.

- (El hombre está diciendo que sí, que sí, que sí, se esfuerza demasiado, se mueve demasiado.)

- Pero no me escuchabas, Clonclón, no supiste. Por eso estás ahora ahí, desnudo, atado de pies y manos a la silla, con el esparadrapo en la boca para que nadie te oiga, para que ni siquiera yo pueda escuchar tus súplicas. No quiero escucharte, quizá esté equivocada pero no quiero saber más de ti, no articules una sola palabra, ya es demasiado tarde. Puede que no seas como pienso, tú no tienes la culpa, Clonclón, tú sólo eras la sorpresa. Demasiado tarde. Debe dolerte todo el cuerpo. No deberías haberte movido tanto, Clonclón, te lo dije. Cierra los ojos y no pienses en el cuchillo, Clonclón, piensa en algo bonito. No hace falta que sigas mirando…

- (El hombre no los cierra. Un puño de miedo le sube por el esófago y le oprime la garganta, impulsándole hacia atrás y tirándole a él y a la silla. Se golpea contra el suelo, tiembla sin control.)

- Si quieres dejarlos abiertos también estará bien, en realidad poco importa, Clonclón. Tú piensa en algo bonito porque ya se está haciendo de día y tú eres la sorpresa y has llegado en buen momento. Viniste para saciar tu curiosidad y aquí me tienes, ¿era así, Clonclón? ¿Era esto lo que buscabas en mí? ¿Era yo también para ti una sorpresa? Tus palabras me dieron mucho placer, es imposible adivinar qué estarás diciendo ahora. No soy capaz de saberlo y no quiero saberlo. Estás en mis dominios, has entrado en mi casa, Clonclón. Este es el punto más alto de tu carrera cibernética, Clonclón, este es el pináculo, el triunfo total. Te va a costar la vida, un precio altísimo que te cobraré con el cuchillo, ineludiblemente con el cuchillo, pero no tengas ningún miedo. Míralo, ¿ves? El cuchillo viene detrás de ti, Clonclón, te dará alcance, no corras, estás desarmado, te cogerá. Sabes que te cogerá. Corre, corre, Clonclón, pero no tienes donde esconderte, ve abriendo puertas y más puertas, hay gente llorando, abre más puertas, el cuchillo viene detrás, sigue abriendo puertas. Abre bien los ojos, ¿dónde estoy, amada rosa? ¿Dónde está tu Faustine? La estás buscando, ella te salvará, ella te dará calor, te ayudará, ¿dónde está Faustine, dónde el cielo de rosa caramelo? Tienes frío, helado sigues buscando, corriendo, abriendo puertas, el cuchillo detrás de ti, ¿dónde está tu Faustine? ¡Faustine, alma presa, demorada en amores, de Morel melodiosa! Por fin abres la puerta correcta, y allí estoy yo, y sueltas un terrible grito. Te miro, te he encontrado, te digo, sueña con mi amor y al final vente conmigo, vuélvete a la noctámbula princesa. Clonclón, eso que hay dentro de ti es mi cuchillo.



(Escrito por
Faustine de Morel)

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[0] Editado por Tsevanrabtan a las 9:00:00 | Todos los comentarios 679 comentarios // Año IV
27 octubre 2007
¡Que viene el lobo!
A día de hoy, en España, tenemos únicamente dos graves problemas. Uno es el modelo de desarrollo político, del cual se ha venido hablando mucho estos últimos días en el NJ. El otro es el Cambio Climático (así, con mayúsculas, como Dios, Estado y Rey). Como fiel seguidor de aquel varón judío que todos conocen, creo firmemente en que la verdad nos hace libres (a unos más que a otros). Así como la verdad me inclina a pensar que los nacionalistas antiespañoles no llevan la razón de su parte, también aquella me inclina a dictaminar (por no repetirme) que los apocalípticos del Cambio Climático tampoco la llevan de su lado por los datos que manejo (amos). Muchos de ustedes conocen de dónde han venido las lentejas con las que me crié tan fermosamente. La UE y la sabia mano de mi padre velando por la salud de los olivitos maternos han podido sufragar sin mayores problemas los gastos que una carrera privada y un colegio mayor han ocasionado. Por tanto, tener a un padre agricultor predispone a sacar el tema del clima cada dos por tres. Tan fuerte ha pegado el asunto que tengo al progenitor A hasta preocupado y pensando en vender la espléndida finca que lleva administrando desde hace más de veinte años y que se conoce como la extensa y un tanto estropeada palma de su mano (le dio tiempo en su azarosa juventud a convertirse en miembro del equipo olímpico español de remo. Los Edgardos somos asín). No es óbice a que cogiera una explotación agraria que daba seiscientos mil quilos de aceituna anuales y ahora proporcione casi dos millones. No es óbice para que estos últimos años haya llovido más o menos lo de siempre y se hayan obtenido rendimientos altísimos de grasa (aceite de oliva, amos). No es óbice para que sus amigos de Almería o Israel inyecten CO2 en sus invernaderos y obtengan mayores producciones hortofrutícolas. La religión es la religión, y el Santo Padre Gore tiene tal mando que ríanse de Pío XII. Al pobre de don Mariano, bastante torpe últimamente, le ha cogido la vuelta la Inquisición Climática. Dice el prócer galaico que se magnifica el problema y toda la maquinaria progre a una (Gabilondo empezó su telediario suavote hará algún añito, pero ya está quemando carbón -uy, perdón- a tope) a por su yugular. Un ignorante, dicen, o un irresponsable, cuando ellos no saben ni de esto ni de prácticamente asunto alguno nada que merezca la pena. Habría que hacerle unas cuantas preguntas a todos estos vainas profesionales. El tiempo de vida del CO2, la importancia del metano, qué significa exactamente “efecto invernadero”, qué pasa con el agujero de ozono, qué significa glaciación y su contrario, por qué se oponen analfabéticamente a la construcción de centrales nucleares, y lo que es más importante todavía, si ha existido desde que hay vida sobre la Tierra un periodo de tiempo donde el clima no cambiase. No he visto el documental de Gore. Ya he dicho que el único Apocalipsis que me gusta y frecuento (lo frecuentaba más en mi época nicheana) es el de San Juan. Al parecer Gore apunta a que el mar subirá seis metros (no hay hasta la fecha científico alguno dotado de estabilidad mental que sostenga lo mismo), que las especies se extinguirán a toda priesa, que las catástrofes climáticas asolarán a gran parte de la humanidad (¿no lo han hecho desde siempre?), en fin, cosas de tan buen estilo. Por lo menos Jesús fundó una religión con lo puesto y acabó na más que regular por aquello. A San Gore la progresía internacional lo elige Nóbel de la Paz y cobra doscientos mil por conferencia. No le negaré inteligencia (tiene ahora más predicamento incluso que cuando era vicepresidente de los Estados Unidos), e incluso algo de razón. El consumismo que nos ha traído la ideología liberal (y aquí entran tanto la “nueva” derecha como la “nueva” izquierda), ha disparado el uso y abuso de recursos “naturales”. No toda la humanidad puede vivir al nivel del español medio, acabaríamos en una suerte de basurero planetario para disgusto de muchos. Pero las cosas, en sus respectivos quicios. La fusión y el hidrógeno tardarán mucho en llegar. Algunos que saben de esto ni siquiera los esperan. Lo sensato sería una transición desde el petróleo a la energía nuclear en unas cuantas (no muchas) décadas, pero el pensamiento progre dictamina que no y que no. Soy miembro desde hace ya unos cuantos años de Greenpeace, y las he tenido aviesas con este tema. Hasta que un amigo me dijo que aquellos concienzudos ciudadanos recibían mucha pasta de donaciones de organismos americanos ligados a compañías petroleras (David Rockefeller tuvo mucha arte y parte en la gestación de Pazverde). Aaaamigo. Hoy es situarse en la diana mediática mostrarse escéptico con Gore y los tragasables panelísticos de la ONU. A Rajoy le acaba de suceder. Somos los nuevos apestados. Da igual que sepas bastante más que ellos del asunto. Hasta tienen a mi padre acobardado. En Greenpeace sólo saben de naturaleza en general un cinco por ciento del personal. Preguntas por la carga alimentaria de un herbívoro como un venado o una oveja y les suena a mandarín. O cuántas rapaces encuentran su último oasis en las dehesas de ganado bravo y se persignan. Claro que hay que preguntarse si estamos gastando demasiado (que lo estamos haciendo), pero no paso por hacer de esto un modus vivendi para una nueva casta de sacerdotes sabelotodo y perdonavidas. Ni siquiera se tiene claro (ni obscuro) cómo afecta el agua, los océanos, a la mudanza climática. Hace cien millones de años, con unas tasas altísimas de CO2, diez veces las actuales, caminaban por la tierra herbívoros de casi cien toneladas (quince veces más que un elefante africano y además grande) y carnívoros de cinco o seis toneladas (más de seis veces el peso de los osos más grandes que además son en parte herbívoros, veinte veces más que el tigre de Siberia, nuestro mayor carnívoro estricto). El Ártico se deshiela, dicen. Pero en el Antártico el hielo crece, poco, pero crece. Y el CO2 se reparte de forma proporcional en todo el cielo terrestre. Algunos estudios señalan que hoy hay más agua dulce que hace quinientos años (se ha de incluir la subterránea), pero se los destina a las últimas páginas de las publicaciones. El Gurú Gore I pinta un mundo fatídico, pero él mientras vive a tutiplén. Si al menos se hubiera marchado a vivir a una cabaña a recolectar frutos y cazar berrendos, sería un tunante pero al menos con un par. Hablando de cabañas, hoy tocaba hablar de mi segunda, Marshall MacLuhan, pero él mismo hubiera preferido que aportara mi granito de arena a la última causa de la Sagrada Orden Reaccionaria. Y aquí está. Despelléjenme.

* Nota: soy socio de Greenpeace, de Adena, del Club de Amigos del Águila Imperial y de Amigos de Doñana. Entrambas, se llevan un 3 por ciento de lo que gano al año. ¿Se imaginan que también lo hicieran Gore, los Benjumea de Abengoa o los Entrecanales, los mismos que se están forrando? Fuck Gore.

(Escrito por Edgardo de Gloucester)

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26 octubre 2007
Islamismo, mentiras y desacuerdos

Aprovechamos las tardes aun cálidas del otoño para instalarnos en el jardín con mantas, cojines, víveres y argumentos. Con los chales y las bufandas a mano, las tazas de chai bien servidas y mesitas llena de dulces de miel, pistacho, cardamomo, jengibre y ajonjolí, parecemos un tableau vivant de alguna miniatura persa (el homenaje al dejeuner sur l`herbe manetiano ha sido boicoteado por las damas, Cézanne parece demasiado inquieto para nuestra pereza y en el ruso lo del león no terminaba de convencernos). Los avatares egipcios han sido sustituídos por el orientalismo, y la viajera luce túnica, calzones, fajín y sandalias.

-Con ese embadurne de khol en los ojos, más que odalisca o princesa de cuentos mil pareces un oso panda, y no te molestes en tirarme el cuenco del Shirin Polo a la cabeza. No se si habrás visto el comentado programita sobre el Islam en España, y si tienes algun comentario sobre los participantes...

-Yo esas cosas no las veo que me pongo muy malita con los berrinches. No sé qué es peor, la constatación de la burricie y manipulación de los políticos o la falta de sustancia de los contertulios. En la trinchera de los “no musulmanes” hay varios tipos de bocazas: los falsos tolerantes, que admiten acríticamente todo lo que venga de fuera y se vuelven rabiosos contra lo de casa, la versión moderna del orientalismo pitiminí; los cruzados anencéfalos, que se oponen a todo pero sus grandes parlamentos y declaraciones son frívolas, desinformadas y estúpidas; los jugadores de billar, que utilizan la cuestión del islam para sus propios turbísimos fines, y que se colocan a favor o en contra por una cuestión de estrategia: apoyo a los musulmanes para fastidiar al obispo o les acuso de quintacolumnistas para ganarme el voto de los devotos de Xirinacs. En el otro lado, tampoco faltan personajes de sainete, elegidos portavoces o representantes por el mecanismo de “el que más chifle, capador”. En muchas películas egipcias (con raíces en cuentos clásicos), el agumento gira alrededor de un simple o bobo que por circunstancias diversas llega a puestos clave, bien porque quienes lo aúpan lo utilizan de hombre de paja, bien porque su entorno confunde su simpleza con una forma rara y extrema de agudeza. El código moral de Nilewood (la industria del cine egipcio) obliga al happyend como sea y al empacho de moralina: los bobos (siempre de buen corazón) se salen con la suya, los malos son castigados y todo acaba con un bailecito. Lo que no se cuenta es que en la vida real los necios son muchas veces malvados, y producen un daño colateral desproporcionado a su importancia real. Tambien abundan en ambos lados los criadores de odio, que cultivan con mimo sus plantas venenosas en los fértiles suelos de los incultos y los de naturales inclinaciones morbosas. Y es que no es lo mismo que un frikerjimenez cualquiera se ponga a hacer psicofonía en el retrete de Felipe II y nos lo cuente muy serio envuelto en una capa templaria de atrezzo, a que en el mundillo de la magufería de Oriente Medio se escriban panfletos que afirman que el Triángulo de las Bermudas es en realidad la sede oculta del Priorato de Sión, que las tropas inglesas en Iran entrenan tejones para comerles los pelendengues a los paisanos que llevan aireada la entrepierna con la gayabila y apocalípticos descuajeringantes similares. En estos casos, la incultura, la pobreza y las adaptaciones locales de las leyendas urbanas, junto con algun jeremías suelto, es más poderoso que un ticket de Hofmann. Otro tipo característico es el bocamelosa, los demagogos cultivados que hechizan a los progres con discursos y actitudes que entran dentro de los juegos de seducción amorosa, y ante la cual una cultura (la nuestra) que ha abandonado la disciplina de la oratoria y se basa casi exclusivamente en la imagen intermitente e impactante sin análisis está indefensa. No somos capaces de distinguir la lechuga fascista que entre col y col de melifluo buenismo nos cuelan en la ensalada, y si la muerde más de un burro modernillo descubre que le encanta el sabor; el totalitarismo es siempre el mismo, venga con el aliño que venga.

-Por ejemplo…

-Por ejemplo el egipcio Talal Asad: este intelectual se queja amargamente por las actuaciones del gobierno de su propio país (de acuerdo, Egipto es un régimen muy autoritario con ramalazos de dictadura, fuerte censura, corrupción a raudales, abundantes incumplimientos de los Derechos Humanos…), pero a continuación se indigna por la libertad de expresión de los países occidentales, que encuentra inadmisible. Quizás le gustaría ser el quien decidiera quién puede o no despotricar subido al cajón de los oradores, libertad pero dentro de un orden, que no es cosa de caer en el libertinaje. Y sus oyentes asienten entusiasmados porque tambien les gustaría poder administar la conciencia del comun irreflexivo que no sabe lo que quiere, menos mal que están ellos para decirles lo que tienen que pensar y gustar, y al que se revuelva es un enemigo del pueblo, un agente provocador o un saboteador de los magníficos planes de paz, progreso y diálogo. Ojo, que yo no digo que el señor Asad sea fascista, ni falsario o demagogo (por favor, ni como licencia del discurso), pero si a alguien que en principio está de nuestro lado no somos capaces de pillarle un desliz semejante ¿qué no nos colarán los entrenados, fanatizados y cultivados propagandistas del islamismo radical, con su aura de imaginería entre cheguevara moderno y Sagrado Corazón de Jesús, y que si hace falta se tiñe las canas con coquetería? Si un misionero del wahabismo, con un saneado apoyo económico y muchas clases de dialéctica, nos envuelve en sus sofismas ¿dónde estarán el Doctor Sutil que los despoje de sus artimañas o el Doctor Angélico que les plante cara en su mismo terreno? Nos harán juegos de magia con las palabras y confundiremos la técnica con la verdad y su islam con el Islam, y nos tomarán por tontos y nos tratarán como a idiotas con merecimiento.

-(Ya nos hemos dado cuenta que los wahabitas no son precisamente gente de tu gusto)


-Ni míos ni de mucha gente, especialmente en el propio entorno musulmán. No sólo porque para la mayoría del Islam son unos herejes, sino porque su prepotencia apoyada en los petrodólares los hace despreciar al resto de los musulmanes e incluso aprovecharse de ellos sin pudor, saqueándoles, mangoneándoles y censurándoles. Unos se lo toman con humor y otros no. Un post copiado de una página turca: I am a Musalman, and have a huge appetite for History, especially Islamic history and I am worried about the future of the Muslim world. Turkey has a part to play in the leadership of the Muslim world, but the danger lies in Wahabism. What can be done about the rise of Wahabism in the Muslim world? The Osmanli Sultans and Caliphs declared many Jihad against the Wahabis - those same folk who now are radicalising young Muslims and causing so much havoc. Will we see a Wahabist Turkey? I hope not!

-Limitémonos al islamismo (el movimiento de reformismo social) como un aspecto más de la cultura musulmana actual, que nos perdemos. ¿Todo el movimiento islámico es unitario y homogéneo?

-Si nos fijamos en Turquía como representación a escala, podemos distinguir cuatro movimientos principales en el digamos “islamismo moderado” (es decir, que pueden ser muy creyentes y tradicionalistas pero no aceptan la violencia):

a) los pacifistas, representados en el pensamiento de Bediuzzaman Said Nursi, un teólogo muy reconocido y fundador de la comunidad Nur, (capaz de escribir este párrafo: “After all, the West has a soft spot for extremism, especially when flavoured with religion. What can be better, more beautiful, more delicious in the eyes of the Western media than the sight of thousands of angry Muslims in some far-off, violent city screaming "Death to America!" and demanding revolution and the re-introduction of the Shari'a? The West no longer has to go to the trouble of misrepresenting Islam: we do it for them, and they simply film it for their own consumption”);

b) El movimiento islámico educacional, representado por el teólogo Fethullah Gülen. Las diferencias con el anterior están mas en el campo de trabajo que en las ideas básicas, y de vez en cuando se descuelgan con declaraciones que harían feliz a un creacionista carlistón. Sinceramente, creo que los sarampiones antidarwinistas tienen su origen en el odio africano al comunismo, el cual asimilan al pobre Charles. Craso error, puesto que el comunismo apoyó fervorosamente el lamarkismo y no admitió la teoría de la evolución hasta la presidencia de Podgorni (1965-1977), y eso a regañadientes;

c) el Partido Refah, permitido o censurado según los vaivenes de los militares, que son quienes llevan las riendas en Turquía. De perfil conservador, sirve de válvula reguladora de los cabreos de las clases oprimidas, y cada vez que ha tocado poder ha adquirido suavidad burguesa y atenuado sus impulsos islamistas a toda velocidad;

d) el movimiento islámico moderado Partido del Bienestar que colabora con el sistema kemalista, actualmente en el poder. La duda es si son lo bastante discretos en su islamidad para no erizar los bigotes de los militares.

Además, contamos con la presencia constante de las cofradías y hermandades sufíes, de corte mas bien conservador y comparables a las cofradías y órdenes seglares del mundo católico, pero con actividades sociales y políticas muy definidas (y a veces muy, muy guerrilleras), que ejercen su influencia para reducir el laicismo feroz de los herederos de Attaturk.

Estas corrientes, aun siendo básicamente respetuosas y pacíficas, corren el riesgo de que o bien sean infiltradas por radicales, o bien sus participantes, cansados de intentar arreglar la cosas por las buenas sin conseguir nada, se acerquen a líneas mas violentas, convencidos de que solo así se arreglarán las cosas.

Y es que el islamismo tiene una faceta importante de movimiento regeneracionista que aparece como réplica a los que algunos autores llaman regímenes predadores, que se identifican por sus altos niveles de corrupción, clientelismo y patronaje, bajos niveles de competencia en la administración y los profesionales liberales y escasas libertades cuviles y polítias. Un regimen predador acaparará el poder y la riqueza, esquilmando las inversiones domésticas y exportando capitales. Los pobres de toda la vida se quedan donde estaban, con su fe y sus constumbres tradionales, y las empobrecidas median class se vuelven hacia la religión bucando un refugio. El fundamentalismo islámico, igual que el fascismo o el comunismo, es una actitud de sociedades “en tránsito” entre las comunidades y organizaciones a pequeña escala y las configuradas alrededor de mercados a gran escala, burocracias complejas y asociaciones extensas. Para Arjomand, el islamismo puritano es la última encarnación del anhelo por comunidades con relaciones personales directas fijadas y normativizadas (pero no es el único que asimila fascismo y totalitarismo islámico). Como todo totalitarismo, surge de un desencanto: el comunismo, el socialismo, el capitalismo feroz, el liberalismo paternalista, el panarabismo… todos han fracasado. Los musulmanes (islamistas o no) que un día cruzan la línea son personas instruídas, muchas veces con experiencia del mundo occidental, pero absolutamente frustradas. Claro que arrastrarán a su paso a muchos desgraciados de los útimos peldaños de las clases sociales, bien comprando su colaboración, bien apareciéndose como líderes de parlamentos atractivos y apasionados, con un pensamiento repetitivo, distorsionado y esquemático hasta la indigencia, discursos incoherentes, mucha declaración de intenciones sin explicar la dificultad o imposibilidad de conseguir el paraíso terrenal que prometen o con planes nebulosos que disimulan su inaniedad (-curioso, estaba yo pensando en alguien que encaja clavadito en la descripción pero no es musulman-). Utopistas, ahistoricistas, atraen a los jóvenes inexpertos, a los grupos y desagrupados problemáticos y a las víctimas de la modernidad. Sus supuestos elementos puros y originales en realidad reflejan tribalismos y costumbres preislámicas; se centran en detalles y rigores que chocan con la flexibilidad y adecuación que enseñó Mahoma. Su mensaje principal es la yihad contra los infieles internos (es decir, contra los gobiernos musulmanes que abandonan el islam) y la defensa de la supuesta amenaza (para ellos terrible) de un occidente por deficinión secular, ateo y malvado (-Y feo, podrían añadir ya puestos-).

-¿Sólo los poderes políticos son malos musulmanes?

-Cuando se habla de poder se engloba todo. El primer enemigo de un musulman es otro musulman, el capitalista salvaje que en vez que colaborar por el progreso de su sociedad (la zakat, el diezmo, igual que la versión cristiana, es un pilar) se dedica a preservar su hegemonía y la expansión de su control. Esta expansión puede pasar por la inversión limitada en instituciones religiosas, lo justo para explotar la ingenuidad del pueblo llano, su sensiblería y credulidad, mientras los capitales se sacan a toda prisa para inversiones en el extranjero. Y al vecino, que le vayan dando. Al menos en épocas anteriores los ricos pagaban hospitales, fuentes públicas, escuelas, comedores… ahora ni eso, o si lo hacen se “olvidan” de dotar las fundaciones, que quedan como puros escaparates. O se dedican a admitir sólo a los devotos de su opinión, convirtiendo el hospital en un centro de lavado de cerebros o chantaje puro y duro pagado con petrodólares, donde reciben a los cooperantes y coordinadores de la Cruz Roja Internacional apuntándoles con un subfusil y a continuación expulsan a patadas. No, el mundo musulman ha fracasado en la creación de su propio capitalismo y se ha quedado solo con lo peor del ajeno, siendo dependiente de lo mismo que abomina. Cruel ironía, puesto que el islam es una religión creada por comerciantes y que algunos autores diagnostican como favorable al capitalismo “sano”, porque combina el apoyo a la creación de riqueza y la libre circulación de bienes con la solidaridad comunitaria.

-No será solo la supuesta rapiña de sus bienes y riquezas lo que nos echan en casa los islamistas a los occidentales, habrá más pecados de los cuales nos acusen, seguro…

-Se dedican a tomar la parte por el todo, y nos echan en cara muchas cosas que tampoco a nosotros nos gustan, o que solo corresponden a un sector muy concreto de nuestra sociedad. A veces sus discursos podrían ser firmados por el mismísimo Papa Benedicto cambiando algunas cosillas: la pérdida de valores, la indiferencia, la soledad del hombre, la creciente inmoralidad, la sexualidad cruda y omipresente, la obsesión por las riquezas, el desprecio de la espiritualidad y sobre todo el ateismo, el relativismo y la indiferencia religiosa. Otras acusaciones son más peregrinas, como la de la conspiración mundial para acabar con los musulmanes (esta es para cuarto milenio versión al-arabiyya). (-La de la ola de erotismo que recorre Occidente ya me gustaría a mi, ya…) Hasta putrefactos nos llaman por el pasotismo y la disgregación comunitaria, y una se pregunta si han oído hablar de un señor muy occidental llamado Boadella. Y es que cuando se han adoptado usos y políticas occidentales, siempre han sido las peores: se cae en la corrupción sin medida, la frivolidad, la anulación del individuo, la pérdida de los valores, el consumismo estupidizante. Los gobiernos pro-occidentales se han empeñado en fabricar coches creyendo que así elevaban el nivel de vida de los gobernados, pero no han construido carreteras, gasolineras ni hospitales para los accidentados: nunca han entendido que lo coches per cápita, como las radios, los frigoríficos o los DVDs son sólo indicadores de fácil estudio en conomía, pero que su valor está no en sí mismos sino en su representatividad de otros valores y servicios mas complejos (salubridad alimentaria, atención sanitaria, seguridad física, bienestar en suma).

-¿Y los regimenes islamistas que hay han conseguido algo mejor que lo que había? Digo yo porque es un sano proverbio árabe que no debes criticar a nadie antes de haber andando todo un día con sus zapatos.

-Para nada: las teocracias de Iran, Sudán y Afaganistán están escapando hacia delante con el pedal hasta el fondo de su propio fracaso en funcionar como gobierno y estado. En vez de demostrar la viabilidad de los fudamentos religiosos en crear un modelo de orden social y estabilidad, un breve éxito inicial (mayormente, la novedad y el cambio) ha precipitado un desastre generalizado que ha desacreditado las promesas islamistas de nuevas ideas en desarollo social. La primera y más grave decepción ha sido el fracaso del clero chií iraní en proponer un desarrollo económico islamicista. Su modelo ha creado una gran discrepancia entre los bucadores de empleo y los escasos puestos disponibles. Los clérigos chiíes han proporcionado los beneficios del proteccionismo a la antigua y minuscula burguesía de comerciantes de medio pelo y artesanos devotos, y un reparto de prebendas sustanciosas en forma de trabajos políticos y administraticos a los miembros de la generación revolucionaria superviviente de la querra de 1979 contra Irak. Y aunque Iran no es precisamente escasa en recursos naturales, la pésima administración y gestión ha agotado la capacidad de tener a tanta gnte viviendo de la sopa boba y mangoneando para su mezquino beneficio. De Afaganistán se ha dicho “… Afghanistan was the [Islamic renewal] movement’s greatest triumph of modern times before it turned into its supreme catastrophe”. La situación de la mujer es un desatre que debería poner a todos los seres humanos en estado de furia permanente, y sacarlos a la calle a gritar “Ni Un Crimen Más” (-debe ser que las afganas no son tan importantes para los justicieros de las mujeres como las gaviotas gallegas), el cultivo de opio para la obtención de droga está tutelado por los señores de la guerra y el gobierno les suelta o recoge la soga según su estrategia de equilibrio político entre facciones, mientras los adictos allí y en el resto del mundo revientan de asco. Sudan es un campo en el cual la tierra no consigue empapar la sangre de las matanzas contra cristianos y musulmanes moderados, la esclavitud es un flamante negocio y el gobierno se queja de la interferencia judia, dos millones de personas se pelean por los despojos de los campos de refugiados... Y aun así, este gobierno de asesinos ha mandado a su casa al ideólogo Al-Turabi, ahíto de sus excesos.

Hasta sus protectores se han hartado de los islamistas radicales, o han empezado a sufrir en carne propia las consecuencias de haber creído poder usarlos como herramientas. En otoño de 2001, un ulema wahhabi utilió la televisón saudí en máxima audiencia para explicar que matar civiles está prohibido en el islam, y que Bin Laden no puede proclamar una Yihad. Será que ya han comprobado cómo se siente el resto del mundo cuando sus criaturas hacen lo que están programados para hacer: en 2003 y 2004, las ciudades saudíes tuvieron oleadas de bombistas suicidas, asesinatos y batallas a tiros entre cuerpos de seguridad saudíes y militantes. Eso, y que la clase dirigente empieza a sentir la presencia y tutela de sus aliados religiosos wahhabitas como una molestia insufrible, así que empezaron por perseguir policialmente y deshacerse de los terroristas que pillaron y organizaron unos Diálogos Nacionales incluyendo chiítas, sufíes, reformadores liberales y mujeres profesionales (Me encanta el término ¿cómo se hace para ser mujer de forma profesional, hay que sacarse algun carnet que te permita ser XX?) para bajarles los humos a los carpetovetónicos wahhabitas y separarse de las amistades peligrosas que tanto gustaron hasta hace dos minutos (que corra el aire, que corra, no me apriete tanto).

-¿Y como se pasa del terrorismo local al internacional?

-Primero, porque muy poco sutilmente los gobiernos afectados les convencen de que es mejor quemar el exceso de furibundia en otro lado. Ese fue el caso de Bin Laden, expulsado de Arabia Saudí y viajero por Sudan despues de haber tocado las pelotas a demasiados jeques. Item más, porque hay un apoyo directo a grupos terroristas por parte de estos gobiernos, que los subvencionan y utilizan para hacer guerra sucia contra otros gobiernos. De su propia cosecha, los terroristas deciden que al seleccionar blancos civiles en democracias capitalistas avanzadas (y sobre todo Estados Unidos), los “salvadores del islam” estan atacando indirtectamente a los regímenes opresivos de Medio Oriente apoyados por las políticas exteriores americanas, y que sin ese apoyo se derrumbarían. No es causalidad que muchos de los terroristas internacionales agrupados en AlQuaida sean egipcios o saudíes y no del Sudeste Asiático, Iran, Turquía o Pakistán. Tambien se ataca a Occidente por su apoyo a Israel, la bestia negra de los islamistas radicales y el objeto de atragantamiento de todo árabe, pero este ya será un tema a tratar otro día.

-Ya es la segunda vez que nos dejas a medias con Afaganistan. Te emplazo a acabar de una vez el tema ASAP, y seguidamente pasaremos a hablar del conflicto árabe-israelí, o mi editor va a sufrir una apoplejía…

(Escrito por Mandarin Goose)

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25 octubre 2007
Comer SIN prisa

(Dedicado a Bartleby, que me lo sugirió.)
((Y, también, a Tsevanrabtan y al Almirante Benbow, desde la solidaridad.))

A diferencia de aromas y sabores, las texturas nunca han sido –en mi opinión– suficientemente valoradas en la cocina española. Al menos, en gran parte de lo que podemos denominar cocina española “clásica”. Sea por falta de frescura en los productos de partida, sea por un desmedido afán en dar fuego a las cochuras, lo cierto es que apreciar la sutil cosquilla de los alimentos en lo físico de la lengua y el paladar (que eso y no otra cosa es la textura) no ha sido, generalizando, el fuerte de nuestra cocina. Algunos paradigmas: las almejas (¡excelentes!) a la marinera; la merluza (¡fantástica!) en salsa verde; las setas (¡inenarrables!) en caldo picante. Podría seguir enumerando. Cada uno guardará, sin duda, en su memoria algún lacerante, comido ejemplo. ¿Existe alguna razón culinaria de peso para envolver a las genitales almejas en un manto de ajo y harina? ¿Hay alguna ley que permita exprimirlas al calor, extrayendo su mágico (y siempre sugerente) jugo para desleírlo en una suerte de papilla que, como mucho, pide poco más que pan? Sólo una, amigos: que los pobres bivalvos estén más pasados que mi memoria. Fósiles, vamos.

Una textura de interés es la gelatinosa. Propia de ciertas partes corporales prescindibles para muchos, representa, sin embargo, un doble reto: el de cocinarla con respeto (esto es, sin mancharla, romperla o disfrazarla) y el de masticarla con veneración. Ninguna pieza es gelatinosa per se, en crudo, poblada aún de rojos capilares y firmemente adherida a la grasa piel. Ha de ser la justa cocción la que, disolviendo lo accesorio y separando lo superfluo, nos devuelva la temblorosa transparencia de lo esencial. El apropiado vitriol (Visita Interior Terrae. Rectificando Invenies Occultum Lapidem) para tal fin es tan simple como un aguasal aromatizado con pocas, escogidas berzas. Quizá algo de perejil, que –como es sabido– resulta ser, en exceso, hierba que somueve las prostaglandinas y los entresijos del género femenino. Pero nada más. Así pues, tras lavar con cuidado las manitas de cerdo, pieza de carnicería por lo demás baratísima, y cortarlas, si no lo estuviesen, en dos mitades longitudinales, ponlas en una olla a presión con agua abundante, sal, pimiento verde, puerro y zanahoria troceados. Mantenlas a volumen constante, es decir: con la olla pitando, durante unos tres cuartos de hora. Deja que la presión se reduzca a su amor y abre la marmita. Ahí estarán: dulcemente doradas, ligerísimamente oxidadas en su exterior, perdida ya la blanca, funeral palidez que antes casi nos acongojaba.


Contento con tu obra, prepararás aparte un sofrito de cebolla en buen aceite en el que habrás dispuesto previamente una laminillas de jamón deshilachadas. Cristalina la cebolla y pardo el jamón, añadirás tomate natural triturado (de bote: no te cortes) y dejarás que se fría a tu gusto y afición. Hay, ya ve usted, quien aquí añade ora un atadillo de hierbas, ora una miajita de pimiento choricero. Nosotros no nos peleamos más con el tiempo y las hambres y, en su lugar, disponemos suavemente las cocidas manitas. Cubrimos con caldo de su cocción anterior y lo dejamos, a fuego medio, unos diez minutos. Rectifica la sal, si preciso fuere, y abre una bolsa de surtido de setas congeladas de Mercadona. Añade una generosa cantidad de las mismas al perol. Has de verlas ahí, saltandillo al ritmo que impone la cocción, que habremos incrementado de fuerza si ha menester evaporar algo de caldo. Tenlas, no obstante, poco tiempo para que tampoco éllas pierdan su natural textura que en todo recuerda a lo que Federico García dijera de Ignacio Sánchez Mejías: ¡Qué blando con las espigas! ¡Qué duro con las espuelas!: seca, laminar, tánica por dentro; untuosa, viscosamente tenue por fuera. Y ya está.


Huele. Abre el vino, si es que no lo has hecho antes. Pasea el trozo de manita, que ya estará deshuesada y entregada a ti, y quizá alguna seta pequeña por tu boca. Sin ninguna prisa. Dando tiempo a que la gelatina se pegue a tu paladar y sea empezada a disolver por la lipasa de su saliva. Pásale la lengua y aplástala un poco. Saborea. Extrae y, de nuevo, recréate en la textura, ahora aún más suave, más tierna, más proteica. Sin prisa ninguna. Te estás comiendo la gloria, que no siempre se encuentra por debajo del ombligo.

Sugerencias vínicas

Un clásico algo antiguo elegiría un reserva. En mi opinión, es mal tercio. Demasiado disolvente. Demasiado contundente. Demasiado demasiado.

Si quieres disfrutar ampliamente de la untuosidad de las manitas y, al tiempo, adornar la nariz y la garganta con acompañamiento de banda, te aconsejaría un crianza corporal, con mucho color y atenuada, aunque evidente, presencia de fruta. Por ejemplo, un Pago de Carraovejas, 2004, un Martúe Especial, 2003, un Fontal crianza 2004…

Pero si quieres romper con la pana, inténtalo con un blanco fermentado en barrica y con crianza. La suavidad de la gelatina se hace más contundente y, al mismo tiempo, lo íntimamente lácteo que hay en todo blanco elaborado a la francesa, resaltará en tu boca mientras se lleva hacia la garganta las últimas hebras de la manita. Blanc, de Monreaga, es una elección interesante. Tampoco le dirá mal un Chardonnay de Dehesa del Carrizal.

(Escrito por Protactínio)

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24 octubre 2007
Quo Vadis Juan Carlos?
A: Su Majestad Don Juan Carlos I de Borbón y Borbón, Rey Constitucional de España.

Rey de Castilla, de León, de Aragón, de las Dos Sicilias, de Jerusalén, de Navarra, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Galicia, de Cerdeña, de Córdoba, de Córcega, de Murcia, de Jaén, de los Algarves, de Algeciras, de Gibraltar, de las Islas Canarias, de las Indias Orientales y Occidentales, de las Islas y Tierra Firme del Mar Océano. Archiduque de Austria. Duque de Borgoña, de Brabante, de Milán, de Atenas y Neopatria. Conde de Habsburgo, de Flandes, del Tirol, del Rosellón y de Barcelona.

Señor de Vizcaya y de Molina. Capitán General de las Reales Fuerzas Armadas y su Comandante Supremo. Soberano Gran Maestre de la Insigne Orden del Toisón de Oro.

Jefe y Gran Maestre de la Real Orden de Carlos III. Jefe y Gran Maestre de la Orden Real de la Reina María Luisa. Caballero de la Orden de San Javier. Caballero de la Orden de la Anunciada. Caballero de la Orden de la Jarretera. Bailío Gran Cruz de Justicia con collar de la Orden de Constantino y Jorge de Grecia. Bailío Gran Cruz de Honor y Devoción de la Soberana Orden Militar de Malta. Gran Collar de la Reina de Saba. Gran Cordón de la Orden Suprema del Crisantemo de Japón. Gran Collar de la Dinastía de Reza de Irán. Gran Cruz de la Legión de Honor y de la Orden Nacional de Mérito. Y de cuantas Órdenes discierne el Estado Español (Montesa, Alcántara, Calatrava y Santiago, entre otras). Además de los títulos caducados y vitalicios que revierten en la corona.

De: Cateto de Pacifistán (alias de un nacional del Reino de España)

Asunto: ¿Qué le está pasando?

Texto: Le recuerdo cuando yo tenía 6 años y Vd. los 38. Era por 1975 y el de las pesetas se había muerto hacía poco. Ahora yo tengo 38 y Vd. ya anda por la tercera edad. No es por nada pero el común de los ciudadanos a su edad ya está retirado…, bueno digamos que de su quinta debe quedar Luis del Olmo todavía al pie del cañón, aunque ciertamente en un estado decadente que debería hacerle cuestionar si no es mejor pasear por el Roc de Sant Gaietà, que ir repartiendo rencor por las esquinas. Por cierto, muy monárquico es este señor multimillonario que se dedica a repartir credenciales de moderado. Piense en eso, por alguna razón las normas de Seguridad Social establecen la jubilación a los 65 y no a los 90. Pues bien, yo seguí su coronación esperando ver que le ponían una corona. Pero no, después de escuchar cosas que no entendía, Vd. suelta un discurso que no entendí, y nunca le pusieron una corona (después me enteré de que en las coronaciones de España no hay corona). Sin embargo mi atención se centraba en un rubiales que tenía más o menos mi edad, y que después le nombraron Príncipe de Asturias, Príncipe de Gerona, Duque de Montblanc, Conde de Cervera y Señor de Balaguer, y Príncipe de Viana, vamos su hijo Felipe. A partir de entonces todas las noticias que recibía de Vd. eran positivas, desde su discurso (que tampoco entendí) ante congresistas de EEUU, hasta anécdotas (no sé si contrastadas) que hablaban de ayudas a motoristas cuando Vd. se escapaba de la Zarzuela en moto (si bien años después viendo en un reportaje de la BBC que Vd. era incapaz de poner en macha una motocicleta dudo de la veracidad de las noticias). El Rey era el Rey y todo funcionaba perfectamente. Hasta que un día dimitió un Presidente de Gobierno que años antes había sido nombrado por el Rey (recuerdo que lo explicaban a los niños de mi edad con un tablero de ajedrez) pero que por lo visto después había sido votado por los españoles (en caso con gran enfado pues les gustaba más un tío joven que hablaba con un acento andaluz peculiar llamado Felipe González). Una tarde una vecina llamó alterada a casa porque en una sesión del Congreso de los Diputados se había producido un “golpe de estado” (a mi me sonaba lo de los golpes de estado de lo que pasaba en Argentina, Chile y Bolivia..). Mi hermano mayor, que tiene la edad del actual Presidente del Gobierno (al cual llamo cariñosamente Monchito por el parecido con el muñeco de José Luis Moreno), estaba haciendo el servicio militar en San Sebastián (al tiempo que Monchito sesteaba en la neonata Universidad de León), lo cual creó congoja en mi casa. No llegué a ver su mensaje televisado (aunque dicen que fue clave en acabar con la “intentona” que no sabemos a estas alturas de qué era), pero le puedo asegurar que también fue clave para acabar con el golpe que todos los niños el día 24 de febrero de 1981 fuéramos a clase con toda tranquilidad. Llegó Felipe, ese de los 800.000 puestos de trabajo (800 o 1000 parodiaba Pedro Ruiz) y Vd. anduvo sin pena ni gloria, con su mensaje navideño y los estudios de sus niños. En ese momento ya muchos nos barruntábamos que la primogénita lo mismo tenía algún problema, llamémoslo, intelectual. Pero claro, eso siempre ha sido un rumor y como rumor se debe tratar (claro que si encima hay que darle carta de naturaleza al “mosqueo” de la infanta con el máximo representante de casi la mitad de los votantes de este país habrá que recuperar el “rumor”). Como Felipe no nos daba trabajo, pero sí montó universidades hasta en las pedanías y en algo había que ocupar el tiempo, empecé la carrera de derecho. Como una revelación empecé a comprender qué diablos era eso de la democracia, el imperio de la ley, los diputados, los senadores y el puñetero negocio jurídico. Como todo hijo de vecino pobre, sin tara ni contacto, hice el servicio militar, y juré por Dios o por mi honor, dar hasta la última gota de mi sangre en la defensa de España y el orden constitucional (en otro momento tuve que renovar ese juramento-promesa pero no viene al cuento). A día de hoy Juan Carlos (creo que ya nos podemos tutear por lo que sabes de mi) no he abjurado de lo que hice por lo que en lógica coherencia mantengo mi promesa de defender el orden constitucional, del cual tú formas parte. Seguí la carrera y aprendí que eras “inviolable” que no es lo mismo que inmune (con los años he llegado a ver que hay inviolables de hecho diferentes al Rey), vamos que si apiolas a la reina no es que no te merezcas ir a la cárcel (que lo merecerías) sino que nos encontraríamos ante un crisis institucional. Y llegaron las olimpiadas y te ganaste la fama de “talismán” para con los atletas españoles, y por extensión el efecto taumatúrgico deportivo alcanzaba a tu familia. Pero a partir de entonces, con casi 25, casado y empezando a pelearme en los juzgados empezaste a hacer cosas raras… yo diría que cosas muy raras. Ya habían rumores anteriores (como aquél que te unía sentimentalmente a la mejor Evita según Lloyd Webber), pero se te perdonaban. Pero Juan Carlos, te empezaron a salir amigos mancos pero que suplían su incapacidad con una habilidad de quedarse con dinero ajeno, así como otrora empresarios “ejemplares” (Jordi Pujol Soley y Universidad Complutense “dixit”) que formaban parte de tu círculo íntimo ¿Qué te pasó? ¿No llegaba el presupuesto de la Casa del Rey? ¿Añorabas la vida cortesana? Como un proceso natural tus hijos empezaron a casarse, y en verdad, montaste unos bodorrios bastante interesantes, para mi gusto, excesivos… Y salieron los libros de Villalonga, y el de la Reina de Pilar Urbano… y tu mito empezó a diluirse. Ya no traías tanta suerte. Pasó lo que debía pasar. Los Republicanos radicales dejaron de ser partido extraparlamentario ¿Recuerdas cuando te visitó Pilar Rahola? ¿Y Jon Idígoras? ¡Menudo trago verdad! Hasta tu colega Balduino tenía un límite, pero tú no, eras una verdadera tragadera. Esa es la línea roja. Has creído que puedes cargarte todo sobre las espaldas y que el orden constitucional lo puede soportar todo. Craso error, has abierto la caja de Pandora y aquí tienes los resultados. Empezamos por cuestionar el orden de sucesión con un argumento tan estúpido como tramposo. Si dar preferencia a la línea masculina sobre la femenina es una discriminación por razón de sexo (cuando uno se debe preguntar cómo puede ser inconstitucional algo de la constitución), en buena lógica dar preferencia a la primogenitura es una discriminación por razón de edad. Pero de soslayo, este falso debate conlleva el que se pueda cuestionar la propia institución. Y así se ha hecho, pero ya llegaré. Una pregunta Juan Carlos ¿Por qué no te llevas bien con la derecha? ¿Qué te han hecho? No quiero especular sobre el sentido de ese anillo en el dedo meñique, pero no entiendo que seas tan refractario con la derecha, y tan servil con la izquierda. No lo olvides, el día que la derecha diga adiós a la monarquía, ya puedes montar un “todo a cien” con tu cuñado; porque la izquierda lleva en su “adn” darte el finiquito a la menor oportunidad. Desde “aleshores” como decimos en catalán, a mi juicio no das ni una. Ni con los consortes de tus hijos (a cual más penoso), ni tan siquiera el 11M estuviste, a mi juicio, a la altura de las circunstancias ¿Y eso por qué? ¿Has creído que la actitud cortesana de los españoles en los bodorrios demuestra que aguantamos cualquier cosa? Recuerda el 14M. Con las insidias de los que especularon con un delirante golpe de estado del PP y tu silencio posterior, nos dejaste a los votantes a los pies de los caballos. Y eso Juan Carlos no se te perdona. Y no se te perdona porque a esto se le suma el “hablando se entiende la gente”, las risitas con el fachilla Revilla y el ninguneo a Mariano Rajoy que no es porque sea Mariano (podría ser Pepito), sino por lo que representa. Confundes como muchos mesiánicos (y aquí en Cataluña tenemos muchos) la persona con la Institución, y eso es muy peligroso. Hoy yo tengo la edad que tú tenías cuando accediste a la Jefatura del Estado, y tú la edad de mis abuelos. Piensa en estos años, en tu familia, en lo que representas, y en lo que puedes representar. De momento la Institución se salva porque los Republicanos son una banda de frikis, y los más serios no tienen claro si una nueva república llevaría una corriente centralizadora contraria a la centrifugación actual. Pero no creas que eres como la novia fiel que haga lo que haga el novio siempre la tiene a su disposición, porque a muchos de nosotros nos gusta una república como la de EEUU o Francia, y allí no caben ni reyes ni sucesores. Quo vadis Juan Carlos?

Atentamente


(Escrito por Cateto de Pacifistán)

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23 octubre 2007
La estrategia nacionalista
La cosa viene de lejos, pero podríamos resumir el proyecto político de los nacionalistas vascos y catalanes durante estas últimas décadas como el intento de convertir una sociedad plural y heterogénea, como es la española de los últimos treinta años, en comunidades vertebradas a partir de fidelidades absolutas y unánimes, y definidas por exclusiones esencialistas (como dijo el senador del PNV, Xavier Makeda, “el que no se sienta nacionalista no tiene derecho a vivir”). En suma, se trataría de recuperar claves atávicas de raigambre etnicista en pleno siglo XXI.

Esta estrategia nacionalista, de la que todavía soportamos sus efectos (el Plan Ibarreche, por ejemplo), se pone en marcha tras el asesinato de Miguel Ángel Blanco. En 1998, con el Pacto de Estella, el PNV arrebata a ETA el liderazgo del frente nacionalista y es el que va marcando los plazos y las estrategias. Basa su fuerza el partido aranista en los poderes que el mismo Estado ha puesto a su disposición, y que utiliza para enfrentarse al mismo.

El Pacto de Estella (12/09/1998) lo firman cuatro partidos políticos (PNV, HB, EA y EB), siete sindicatos (ELA, LAB, etc.) y nueve organizaciones de distinto tipo (Gestoras pro-Amnistía, Elkarri, etc.). Se crea con ello un frente nacionalista con la clara intención de polarizar la sociedad vasca, en el contexto de un directo enfrentamiento con el Estado. Si, por una parte, el pacto de Ajuria Enea (Acuerdo para la Normalización y la Pacificación de Euskadi) de 1988 pretendía aislar a los etarras oponiéndoles un bloque democrático, en Estella el problema terrorista se define como un conflicto político que no se dirime entre vascos, sino “entre Euskadi y España”, y en el que la legalidad constitucional ya no sirve para solucionarlo. Ya no se trata de aislar a ETA, sino de negociar con ella. La negociación tiene un único sentido: el independentista; y una única solución: asumir las exigencias de ETA para que supuestamente deje de atentar. Para ello ETA sólo se ofrece una contrapartida: la tregua, que no es definitiva, sino una “tregua trampa” (como la bautizó Mayor Oreja), que permite fortalecer el entramado etarra y apaciguar el llamado ‘espíritu de Ermua’, que los nacionalistas (sobre todo el PNV) percibían como una amenaza para el mantenimiento de su hegemonía en el País Vasco.


La base de ese pacto nacionalista, su espíritu intelectual, residía en un documento preparado por el dirigente del PNV Juan María Ollora (la llamada ‘Vía Ollora’): la premisa consiste en forzar la independencia desde el propio gobierno vasco con medidas políticas o simbólicas que incentiven la construcción nacional. Se trata de imponer “actos de soberanía” que produzcan realidad, es decir, que generen sentido en la sociedad; de articular sistemas simbólicos de modo que su sentido penetre en la esfera de lo real; de imponer ficciones para imponer luego su realización. Un ejemplo podemos verlo en la creación en ese momento de la Udalbiltza (Asamblea de ayuntamientos y municipios vascos), que tenía como fin una cierta unificación de los territorios considerados como parte de la mítica Euskal Herria.

Todo esto está claro y demostrado con hechos y palabras. A partir de aquí trazo una hipótesis: la de la unión del nacionalismo vasco y catalán en una única estrategia para asaltar el Estado desde dentro (sirviéndose de las propias instituciones) y desde fuera (sobre todo con ETA). La idea es que tras el llamado Pacto de Barcelona (firmado por PNV, CiU y BNG), ambos nacionalismos (al que se suma el gallego, aunque con un menor peso) parecen seguir cierta línea de confrontación en base a unos objetivos comunes. Se abre, como sostienen, una “segunda Transición”, en la que despliegan cierta unidad de acción y una estructurada dosificación de los momentos en los que se despliegan sus diferentes ataques contra el Estado.

Este proceder permite avanzar en la dirección soberanista, pero no alcanzar los fines deseados. Por ello, la estrategia se modifica en un punto decisivo: la inclusión del PSOE en la misma, aunque sea indirectamente. Todo esto empieza a concretarse de forma explícita en el Pacto del Tinell (2003), gracias al cual desde el nacionalismo se ha conseguido ir apartando al PSOE del PP (que pasa a ser, en este pacto, un auténtico chivo expiatorio) y, en consecuencia, de unos pactos constitucionales que parecían consolidados (1). De esta manera el PSOE cada día parece más nacionalista, y eso, teniendo en cuenta que es el partido que gobierna hoy en España, no deja de tener connotaciones muy preocupantes. En su voluntad de alcanzar y acaparar poder, el PSOE ha ido perdiendo su identidad como partido nacional y socialista, y todo ello para ir aceptando progresivamente los argumentos de los partidos nacionalistas, entregados desde 1998 a una estrategia de declarada confrontación contra el Estado. Dicha estrategia ha conseguido subvertir la dinámica negativa que para ellos suponía la creciente debilidad de ETA, y les ha permitido acercarse cada vez más a sus codiciados objetivos soberanistas.


(1) Durante las negociaciones para formar gobierno en el Parlamento de Cataluña, se especuló mucho sobre un pacto entre nacionalistas, ERC-CiU. Sin embargo, un acuerdo de esta naturaleza no servía a los intereses de la estrategia nacionalista aquí analizada. Imagino que ERC valoró la situación de esta manera: pactar con CiU no modificaba la situación en Cataluña, ya que se formaría una dinámica de bloques, el nacionalista y el constitucionalista, y eso no permitía cambiar al marco constitucional. Sin embargo, un pacto con el PSC-PSOE permitía acercar a los socialistas al el nacionalismo, rompiendo los pactos firmados con el PP, como el llamado Pacto Antiterrorista. También sería positiva la desviación de CiU hacia la oposición, porque suponía que el nacionalismo inundaría toda la política catalana (la oposición a un gobierno nacionalista también sería nacionalista), y en extensión, la española.

(Escrito por Horrach)

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